Un amigo, compañero de trabajo también, me decía ayer medio en broma que si no pensaba volver a escribir unas letras en el blog, que las "echaba de menos". Pienso que mi vena de escritor está dormida, así que trataré por todos los medios hacerla despertar. Y estas letras se las dedicaré a él precisamente, a este amigo y compañero del día a día.
Recuerdo que entró en la empresa hace algo más de 4 años. Una de las primeras veces que me lo tropecé pasó por mí saludándome de manera rápida, como si tuviera prisa por entrar y salir de la oficina donde yo me encontraba. Luego me he dado cuenta, con el paso de los años, que es su manera normal de vivir, siempre rápido, al límite, como si el tiempo se le fuera a terminar. Es un personaje que no pasa desapercibido, pues no se ve mucha gente con su complexión, como yo digo, un armario ropero, un cachas. Daría casi toda la pinta de matón de discoteca, tan en boga hoy día, pero con un corazón enorme, una inteligencia para la vida cotidiana de las más avanzadas que me he tropezado. Inteligencia para catalogar a los demás, para adelantarse a los acontecimientos en el día a día, inteligencia para mirar antes de tropezar, inteligencia para pensar lo que decir en cuestión de milisegundos; y les aseguro que no exagero lo más mínimo. En verdad que nunca había conocido alguien como él en ese aspecto. Hoy día somos buenos compañeros, además de amigos. Como toda persona, claro está, tiene lo que yo llamo "sus defectillos", igual que los tengo yo, pero sus virtudes como persona superan sus defectos, sin lugar a dudas. Estoy seguro que no se sonrojará cuando lea estas líneas, aunque la sonrisa le llegará de oreja a oreja. Persona abierta, afable, trabajadora, cambió "a mejor" cuando conoció a la que es hoy su esposa, compañera de trabajo también y una mujer encantadora. Digo cambió a mejor, no porque fuera mala persona, pues creo que siempre ha sido así, bonachón, lo digo porque en algunos aspectos cambió cuando conoció a esta mujer. Hoy día tienen un hijo, un hermoso hijo, que estoy seguro saldrá al padre a medida que vaya creciendo. Ya se ocupará él de que así sea, estoy muy seguro. En una ocasión me dijo una frase: Yo actúo así...a impulsos. Y nada más cierto. Si un impulso le dice que tiene que hacer algo, simplemente va y lo hace, sin pensarlo, sin estudiarlo demasiado. Es algo que ha formado parte siempre de su vida. Tiene buenos amigos, y muchísimos conocidos, como no podía ser de otra manera, pues una vez le conoces es imposible que no te quedes con su cara, con su impulso, con su manera de ver la vida. Estoy orgulloso de haberle conocido y de considerarle mi amigo, algo que estoy seguro es recíproco. Espero que no se emocione demasiado al leer esto, sólo que así, al menos, tendrá la certeza de que he vuelto a escribir en el blog, y de paso, rendirle un pequeño tributo a esta gran persona. Para ti, amigo.