2 de noviembre de 2008

He vuelto. Y que nadie se asuste por la imágen.


Después de más de un mes sin inspiración alguna para sentarme y escribir alguna de las "locuras" que había escrito hasta la última, me siento hoy de nuevo para intentar retomar el camino de la escritura, alentado en parte por mi queridísima "despertares" y en parte por mi propio YO, pues si yo no soy el primero que deseara escribir, no sé bien en que acabaría todo esto. Y me apetecía contar hoy que para pasar este día decidí, junto a mi media naranja y otro matrimonio amigo, ir a ver a los Harlem Globetrotters, ese equipo de baloncesto exhibición americano que hace las delicias de quien los ve. La verdad es que no me arrepiento de haber ido, pues pasamos una media mañana muy agradable y entretenida. Al término del partido exhibición, en el que disfrutamos muchísimo con todas las bromas que hacen, fuimos a comer. Pasamos un rato esperando que nos tocara el turno, pues ya sabemos que para salir a comer fuera la verdad es que no hay "crisis". Y al regreso decidimos tomarnos el café y la copa de rigor en una cafetería cerca de casa, por aquello de que uno lleva un coche en las manos y no es cuestión de poner en peligro tu propia vida y mucho menos la de cualquiera que te encuentres a tu paso. De todas maneras, tampoco suelo beber demasiado, pero sí es verdad que no me gusta acompañar la comida con agua; sí con vino o cerveza, que como recordarán, es diurética según me dijeron.
Pues bien, para no cansarlos demasiado, el motivo que me indujo hoy a escribir fue el siguiente:
Al ir al servicio, en la cafetería, ví una máquina expendedora de preservativos, cosa normal, y hasta había también en la misma máquina esos anillos vibradores con preservativo incluído. Y digo yo, ¿por qué razón colocan esas máquinas expendedoras normalmente SOLO en los servicios de caballeros? Tengo claro que es el hombre quien usa el preservativo, pero puesto en contacto con un buen amigo farmacéutico, me dice que la compra de los preservativos en la farmacia, al menos en la que él trabaja, se reparte a medias entre hombres y mujeres, o sea, si entran una media de 50 clientes masculinos en busca de preservativos, también entra la otra media de 50 mujeres en busca de lo mismo.
Entonces yo me pregunto, y es una pregunta que lanzo aquí al aire...¿ Por qué razón y a qué obedece que normalmente no se coloquen esas máquinas también en los servicios de las mujeres? ¿Se debe a que aún vivimos en un mundo llamado "machista" ? Quiero pensar que no es eso, quiero pensar que el que distribuye esas máquinas por las cafeterías y discotecas, es un soltero empedernido que piensa que si es el hombre el que lo utiliza, es en los servicios de los hombres donde las coloca y punto.
La verdad es que he preguntado a algunas mujeres y todas me han respondido lo mismo: No, en nuestros servicios no ponen máquinas de esas.
Pues queda dicho. Estoy en contra de que sólo coloquen esas maquinitas en los servicios para hombres, así que a repartir máquinas en los servicios de las mujeres en las discotecas, bares y cafeterías. Sólo así podrá decirse que existe igualdad del hombre con la mujer.
Si alguno o alguna está en desacuerdo o quiere hacerme alguna aclaración que me saque de dudas, estoy dispuesto a leerlo. Dejadme algún comentario. Claro, que ahora que lo pienso, los comentarios deberían dejármelos solo las mujeres que piensen como yo, claro está. En fin, que me lea el que lo desee, que al fin y al cabo, las máquinas seguirán donde están y las farmacias seguirán vendiendo esas cajitas minúsculas que nos libran de tantas y tantas enfermedades. TODO ESO SEGÚN HE OÍDO YO, QUE CONSTE. Nada más, me despido con un saludo.