5 de enero de 2013

Unas pocas líneas bastarán, soltaré las preguntas al aire, tampoco es que espere una respuesta, pero no dejo de pensar una y otra vez cómo se ha podido llegar a esta situación, a esta "tomadura de pelo", a esta...llamémosla así... falta de respeto hacia los demás...Y por más que me lo pregunto, no encuentro casi respuesta. Bueno, sí...sí que la encuentro... cuando las cosas se hacen mal y se prolongan en el tiempo haciéndolas mal, suele pasar lo que suele pasar, ni más ni menos. Suele pasar que se puede llegar a unas fechas tan señaladas como son las navideñas, y aquí englobamos la nochebuena, el día de Navidad, los preparativos de fin de año, el fin de año en si mismo, el año nuevo, los días siguientes que nos anuncian la llegada de los Reyes Magos, etc, etc. y, como decía, suele pasar, puede pasar y de hecho ha pasado, que no veas ni un céntimo de euro por más que te mates a trabajar, que cumplas con tu horario religiosamente o que incluso, como pasa siempre, lo superes en horas trabajadas. Claro, estas situaciones llegan porque uno mismo parece que las admite y soporta de buen grado y talante, siempre con una sonrisa hacia los demás. Pero en realidad, la procesión va por dentro, eso está claro. Quiero decir con esto que nadie se sienta mal porque este año no haya podido comprar ni siquiera un mísero paquete de pipas para cada uno, un pequeño detalle, una tontería cualquiera, porque de hecho me estoy acostumbrando a comer poco...y créanme que si uno se pone, lo consigue, aunque sea porque no te quede más remedio. Dios está arriba,  y nosotros aquí abajo, y a buen seguro que mañana habrá gente, pequeños y mayores, que recibirán regalos... y gente, pequeños y mayores también, que no los recibirán, por un motivo u otro, pero no los recibirán. Y habrá gente que pueda dormir esta noche, y gente que apenas dormirá, pensando y pensando y haciéndose la misma pregunta una y otra vez...¿por qué a mí? Si no me he portado tan mal, si hasta diría que me he pasado de bueno... ¿por qué a mí? Pues es así... ni más ni menos, tal como se los he contado. Deseo que los Reyes Magos sean benevolentes con todos, si, lo deseo de verdad, yo no tengo tan mal corazón para desear lo contrario. Ahí queda eso.